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Mostrando entradas de enero, 2013
Él y ella me habían parecido aquella primavera distintos de todos los seres humanos, como divinizados por un secreto que a mí se me antojaba alto y maravilloso. El amor de ellos me había iluminado el sentido de la existencia, sólo por el hecho de existir. Ahora me consideraba amargamente defraudada. Ella me huía continuamente, nunca estaba para mí en su casa  si la llamaba por teléfono y no me atrevía a ir a verla.  Nada, Carmen Laforet, capítulo XVII
¿Porque no puedo conservar a nadie? ¿Porque la gente se va de mi lado? ¿Porque hay fecha de caducidad en mis amistades? ¿Porque no puedo conseguir a alguien que me quiera? ¿Qué hay de malo en mi? Todos hemos visto en películas, libros e incluso en la realidad el típico grupo de amigos que se conocen de toda la vida. Que siempre han estado juntos, en buenos y malos momentos. Que siempre van de fiesta juntos. Que tienen miles de fotos juntos y millones de declaraciones del gran amor que se tienen entre ellos. Y esto es precioso, asquerosamente precioso.