Otro camino que va a ninguna parte

Entré al 2015 meándome, casi literalmente. Mi primo (26 años) decidió que era una genial idea tomarse las uvas lanzándolas al aire. Primera campanada, uva directa a la boca. Segunda campanada, uva a tomar por culo. Y ahí, empecé a partirme de la risa. Tanto que me entraron unas ganas terribles de mear y tal y como sonó la decimosegunda campanada, me fui al baño. Recuerdo salir y mi padre preguntando a la familia " ¿dónde está mi hija? " La cosa es que pensé: no llevo ropa interior roja y he empezado el año meando, este, tiene que ser el mejor año de mi vida. Y no quiero sonar prepotente, por lo que no diré que lo ha sido, pero a riesgo de sonar egoísta, este ha sido uno de los mejores años de mi vida. Para despedirme de 2014, hablé de pérdidas  sobretodo (en concreto dos, que me marcaron de forma diferente), pero este año no. Claro que las ha habido. Y lágrimas también. Pero no quiero centrarme en ellas, ha habido muchísimo más.  Básicamente todo se reduce

Sé que el año está a punto de acabar y que en mi entrada de resumen del año vas a estar. Has sido una de esas cosas geniales que me han pasado este 2015 y mereces gran parte de esa entrada, pero eso ya llegará, centrémonos en hoy. Después de todo lo que nos pasó y de todo lo que dudé aún tuvo que pasar un mes lleno de sueños para poder tomar una decisión. Hablamos nada y menos, pero no me arrepiento de aquello... Aún y así, a mi se me hizo corto, demasiado... Y desde entonces, nada. Bueno, casi, porque a veces tú haces un pequeño gesto... Y yo soy muy feliz, no te puedes hacer una idea... Pero a lo que iba, que pensé que navidad sería una buena ocasión para hacer acto de presencia. Pero desde que lo pensé he ido dudando... Ha ganado el no. No por ti, sino por mi. Tengo que asumir que hemos tomado caminos distintos, que mi tren pasó y yo no pude subir y aunque me arrepiento muchísimo, ya no hay vuelta atrás. Y hoy creo que he pensado una vez en ti, al levantarme. Porque he pensa