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Mostrando entradas de octubre, 2018

Borrador 3

De la decisión en sí no me arrepiento... Pero quizás debí pensar en las consecuencias, pensar en lo que vendría a continuación, en cómo me iba a afectar. Quizás debí ser consciente de que aquella sería nuestra última noche. Creo que no miento si digo que será una noche inolvidable para los dos. Pero entonces no sabía que aquella sería la última vez. Quizás debí haber exigido más, quizás debí haber disfrutado más, sentir más, sentirte más cerca, sentirte a mi lado... Quizás debí haber aprovechado aún más cada segundo, respirar tu perfume y tu olor profundamente... Quizás debí haberte dicho que te quería, agradecido cada segundo que pasaste junto a mi y grabar tu sonrisa a fuego en mi mente...  Sentimos mucho aquella noche, juntos, por última vez. Inolvidable. Pude haber dado y hecho más si hubiese sido consciente de que sería la última vez. Pero quizás mejor así. Sin presiones. Sin agobios. Solo sintiéndote. Las nubes, tus besos. La luna, tus manos.  (Borrador

Borrador 2

Creo que mi primera estría apareció cuando tenía 12 años. Pero la verdad es que nunca me han importado. Son parte de mi y me acompañan siempre. Creo que son la única cosa en mi de la que nunca me he sentido insegura. Ni cuando gente más mayor que yo se avergonzaba de las suyas delante de mi. Simplemente pensé "es una pena que algo tan natural te avergüence tanto". Y cierto es que estrías tengo muchas: en los brazos, en el pecho, la barriga, los muslos, las rodillas... Pero de verdad, son mías y explican mis cambios corporales y ¿qué más da? Me niego a avergonzarme de algo más que hay en mi cuerpo. Centímetros de distancia, nada de ropa, unos dedos, caricias suaves, tiernas. Una sonrisa. Un susurro. "Me gustan tus estrías". Escalofrío. Piel de gallina. Te quiero. (Borrador del 20 de mayo del 2017) 

Borrador 1

Hoy odio mi cuerpo. Hoy él se ha quedado observándome desde demasiado cerca y por primera vez me he sentido incómoda. Mis imperfecciones estaban demasiado cerca de él y me he sentido demasiado pequeña a su lado. Hoy pequeños comentarios inocentes, muecas amargas y algún que otro desprecio encubierto me han hecho sentirme inferior, fuera de lugar y una molestia. Hoy no puedo mirarme al espejo. La chica que se refleja me parece mona, tiene ciertas curvas y una sonrisa bonita, pero hay algo en ella que no encaja, hay algo que no me cuadra en el espejo. Hoy el problema está en quitarse las capas. Cuanta menos ropa lleva, más imperfecta es y más defectos aparecen. Esos muslos, esa palidez, ese pecho, esas formas, esa carne... Hoy no me gustan. (Borrador del 8 de abril de 2016)