Él y ella

Iban caminando por el parque. Cerca, casi podían tocarse, pero no lo hacían. Ella iba tranquila y feliz él estaba nervioso y preocupado. Se sentaron en un banco. Una racha de viento descolocó el pelo de ella. Él le sonrió y acercó su mano para colocarle bien uno de los mechones.
-Eres preciosa -Le dijo él susurrando muy cerca de su boca.
Ella se sonrojó. Mucho. Cerró los ojos y negó con la cabeza mientras su mente empezaba a dar vueltas y a pensar.
-No mientas, no es verdad -Dijo ella en un tono apenas audible y con la cabeza más agachada cada vez. El miedo le invadió el cuerpo entero. El corazón se le aceleró. Le costaba respirar. Las lágrimas empezaron a llenar sus ojos cerrados y a mojar sus mejillas.
Él intentó secar una lágrima. Ella notó su movimiento y se asustó más. El pánico corría por sus venas y salió corriendo...

Ella pensó que él mentía, que no era real lo que decía. Tenía miedo, nunca nadie la había dicho semejante cosa y ella era incapaz de creerle. Era imposible que le pareciese preciosa a alguien.

Él no entendió nada. No entendió porque la chica de la que estaba enamorado había salido corriendo. Él pensó que ella sabía que estaba enamorado de ella y había huido porqué ella no le quería.

No se volvieron a hablar nunca... 















Lo que nunca supieron ellos era que estaban enamorados el uno del otro y que el dolor que sufrieron durante toda su vida fue en vano... 

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